Resulta demasiado frecuente para todos
y todas nosotras reconocer lagunas de conocimiento, carencias de normas sabidas
o incerteza de lo que va a suceder. Es por ello que, para paliar esto nos valga
el comparar, igualar o asimilar con experiencias ya vividas, estudiadas o
contadas por otras personas.
Con todo esto, sea consciente o
inconscientemente, rellenamos nuestro vacío de conocimiento acerca de las cosas
y de las personas. Así pues, nos pasamos el día “autocompletando” lo que no
conocemos y, por lo tanto, dando ciertas características humanas a personas
recién conocidas.
Una manera muy común es Etiquetar
a las personas recién conocidas utilizando esta técnica de “autocompletado” por
asimilación a otras que sí conocemos.
Si nos ponemos en situación es
mucho más fácil entender el “autocompletado”, por ejemplo, cuando vamos a una
fiesta y nos presenta a una persona. En los primeros momentos de la
conversación no vamos a conformar una opinión sobre esa persona, pensando que
es una persona tímida, amable, estirada y, poniéndole así todas las etiquetas
que queramos.
Bien es cierto que al hacer esto,
es decir, etiquetar o autocompletar información que no tenemos tiene su
utilidad, ya que si no lo hiciéramos así pasaríamos unos primeros momentos angustiosos
sin saber que decir o sin saber qué hacer.
En el momento en el que tu
opinión se consolide habrás etiquetado a esa persona.
Tengo un pequeño de seis años y me gusta ver con el dibujos
animados que yo veía cuando era niña. Uno de mis preferidos eran Los Pitufos, así que vamos a pensar en esa pequeña aldea azul.
En esa aldea vivían todos los
pitufos muy contentos y cada uno de ellos tenía un nombre relacionado con su
cualidad, trabajo o, incluso su estado de humor como el pitufo Gruñón. También
estaba el pitufo Filósofo, el pitufo Goloso, el pitufo Tímido y, el pitufo
Empollón, el que tenía gafas y siempre estaba estudiando, según mi hijo, como
tengo gafas y siempre estoy con el ebook en las manos, ese pitufo soy yo.
Lo que quiero decir con esto es
que cada uno de los pitufos es partícipe y víctima de su etiqueta, porque
actúan en función de ella y, porque el entorno de su aldea le anima a que la
mantenga, hasta el punto de si la pierde, pierde también su identidad, su
nombre.
Seguro que a partir de ahora,
cuando interactuemos con los demás vamos a tener una nueva visión. Como seres
con afición al “autocompletado” siempre vamos a etiquetar, así que, siendo
conscientes de esto, debemos elegir la etiqueta que queramos tener con los
diferentes grupos y entornos con los que nos movamos.
Lidera también tus etiquetas para
que te definan como eres.